Una pandemia sacude al mundo. El covid-19 convirtió el contacto físico con las personas en un arma mortal. La crisis social que está provocando es generalizada: el cambio se instaló en la economía, la salud, la política, la escuela, la familia y, por supuesto, en lo más íntimo del ser humano.
Las escuelas cierran para evitar el contagio del virus. Los profesores, llenos de incertidumbre y desconocimiento, piensan cómo se dictarán las clases. Frente a esta crisis, el docente se hace muchas preguntas: cómo hacer, qué hacer, por dónde empezar, cómo evaluar, cómo corregir, cómo organizar las competencias… Y tantas preguntas más.
Entonces, las respuestas comienzan a aparecer: se filman millones de videos, se mandan trabajos por WhatsApp y se espera el resultado. Cuando esos trabajos vuelven comienza otro desafío, pues son cientos de archivos que se tienen que abrir, leer, evaluar, guardar y reenviar.
Por otro lado, están los padres. Algunos no quieren que sus hijos tengan demasiada tarea; en cambio, otros quieren que tengan siempre alguna tarea escolar para hacer. ¿Cómo conformar a todos?Los horarios de clases cambiaron también: los alumnos y los padres mandan mensajes constantemente, lo que obliga a los docentes a estar conectados casi las 24 horas.
En resumen, el nuevo trabajo del profesor se divide en adaptarse a trabajar desde casa, aprender nuevas herramientas digitales para aplicar a la enseñanza, emplear esas herramientas para que los alumnos aprendan las competencias, reuniones interminables con las autoridades de la institución, planificar esas clases nuevas (videos, tareas, etc.), ayudar a los alumnos con dudas o dificultades, corregir sus trabajos, sin olvidarse de los padres que demandan excelencia en la educación. Pero todo debe ser realizado con creatividad y eficiencia.
En ese escenario, el profesor sin capacitación en la didáctica digital tiene que trabajar, abrumado y agobiado por las competencias nuevas que le exige el trabajo y, por otro lado, a la adaptación del encierro obligatorio, al peligro al contagio y al miedo a la muerte propia o de algún ser querido.
Carta a un profesor en cuarentena
Querido profesor
El escenario del mundo cambió. Y todos estos cambios pueden producir sentimientos negativos, esto es totalmente normal. Puedes sentirte frustrado porque esos videos que hiciste te parecen horribles, esas herramientas digitales no las entiendes; puedes enojarte porque no es justo que tengas que hacer nuevos trabajos que no entiendes. Porque, en realidad, esta situación no es tu culpa. Puedes sentir pérdida de la libertad y control de tu vida, lo que provoca inseguridad y despersonalización. Finalmente, puedes sentir tristeza o miedo a lo que pueda suceder en el futuro y la desesperanza te invada. Pero no te desanimes: voy a compartir unos consejitos para que puedas cuidar de tu salud física, emocional y social en estos momentos de crisis.
Es fundamental la organización de nuevas rutinas, lo cual es un gran desafío, pues requiere flexibilidad y esfuerzo.
Organiza una rutina equilibrada
- Duerme 8 horas. El descanso es fundamental en momentos de estrés. Debes estar descansado para poder afrontar los desafíos del día. No busques excusas, debes priorizar lo importante.
- Prepara un menú saludable y respétalo. Tener la despensa o la heladera cerca es un peligro para comer entre horas, especialmente en momentos de ansiedad o frustración.
- Realiza actividades físicas todos los días. Existen muchas rutinas en Internet para poder hacer en casa. No olvides que es muy importante realizar ejercicios de estiramiento, respiración y relajación. No los subestimes, puedes hacer un experimento y probarlos en ti.
- Abre las ventanas para que entre luz del sol y aire temprano a la mañana.
Organiza tu agenda
Horario de trabajo:
- Planificación de clases.
- Elaboración de las clases.
- Atención a los alumnos.
- Evaluación de los trabajos.
- Comunicación con los padres
- Comunicación con tu coordinador pedagógico o director. Colabora y acepta las sugerencias.
Comunica tu horario a la familia, los amigos, las autoridades del trabajo, los alumnos y sus padres. No es necesario estar 24 horas conectado, debes preservar tu salud física y mental.
Horario de diversas tareas:
- Domésticas
- Actividad física
- Diversión
- Otras
Sé compasivo y paciente contigo mismo y con las personas que te rodean. El período de cuarentena es estresante y es normal que se produzcan cambios de humor. Es saludable reconocer esos estados de ánimo negativos para poder superarlos. Puedes conectarte con tus familiares y amigos por las redes sociales y/o realizar videollamadas. Es una excelente oportunidad para re conectarte con familiares o amigos que hace tiempo que no hablas para preguntarles cómo están frente a esta situación. Busca ayuda cuando sientas que las emociones negativas son muy intensas.
Escucha una o dos veces al día noticias confiables de la situación crítica del covid-19. Limita los grupos de chats que difunden noticias constantemente, muchas de ellas falsas o erróneas. Es útil adoptar un enfoque analítico frente a las noticias sobre esta pandemia. La sobreinformación podrá amplificar efectos pesimistas en tu vida y le impone a tu mente un sobreesfuerzo.
Renueva tu confianza en Dios. Comienza y termina el día alabándolo.
- Entra a la página de la Iglesia Adventista y encontrarás diversos recursos que te ayudarán en tu comunión con Dios.
- Lee bellas promesas que Dios nos ha dejado en su Palabra.
Antes de despedirme, quiero compartir contigo una de mis promesas preferidas. Es el Salmo 91:
El que habita al abrigo del Altísimo se acoge a la sombra del Todopoderoso.
Yo le digo al Señor: «Tú eres mi refugio, mi fortaleza, el Dios en quien confío».
Solo él puede librarte de las trampas del cazador y de mortíferas plagas, pues te cubrirá con sus plumas y bajo sus alas hallarás refugio. ¡Su verdad será tu escudo y tu baluarte!
No temerás el terror de la noche, ni la flecha que vuela de día, ni la peste que acecha en las sombras, ni la plaga que destruye a mediodía.
Podrán caer mil a tu izquierda, y diez mil a tu derecha, pero a ti no te afectará.
Deseo que en tu corazón puedas guardar esta promesa de cuidado y protección para ti. Ten la seguridad de que, aunque estamos aislados, no estamos solos.
¡Gracias por tu amor hacia la educación! ¡Y todo tu esfuerzo y dedicación! ¡Dios renueve tus fuerzas! ¡Hasta muy pronto!